Cierta hegemonía está descrita en la
imposibilidad por ser magnificente. Las palabras dicen tantas cosas
de las personas pero lo no dicho hace más evidente los que realmente
se refleja en el vacío personal. Algunas veces me entretengo en
encontrar la impúdica personalidad de algunos individuos llevándome
la sorpresa de que es más fácil de lo que pude imaginar. Entonces
desaparece el reto y con ello el interés. Después de todo es una
pérdida de tiempo cuando lo mostrado es tan absurdo, aburrido y
común, pero esta es la constante lamentable en ciertos círculos
sociales.
Dando vueltas en círculos,
como perro escudriñando su humilde aposento, discierno de la
volubilidad caprichosa del ser humano. Cierto es que yo participé
tantas veces en el juego terrible de lo insoportable de ser el
engrane social al que me he adecuado y aceitado perfectamente. Por
eso siento lástima constante cuando observo la farsa a la que
voluntariamente nos sometemos, pero siento una profunda lástima
mayor por mí cuando recuerdo ese estado. Divergiendo así de lo
común quiero elegir un sentido opuesto a lo que regresivamente puede
llegar en recuerdos, pero esos sueños, que ya no son tan oníricos,
ciertamente se posicionan en mi psique apuntalando el cada vez más
evidente disgusto e inconformidad.
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