martes, abril 03, 2012

No title

Probablemente la mejor intención de las personas puede discriminarse en lo que dicen y lo que realmente quisieron decir. Entiendo cuando hablan sobre algo que presumen conocer y comprender pero la mayor parte del tiempo no percibo sus intenciones reales. Es lamentable esto, especialmente lamentable para mí porque es cuando recuerdo que la simplicidad de la vida es la que abre constantemente aquellas puertas hacia caminos intrínsecos que son maravillosos de compartir cuando alguien más que coincide con la misma visión.

Visto así, todo parece indistinto, común e indiferente. Los ojos se cansan por las lágrimas derramadas, por los insípidos encuentros, por las desgastadas frases, por la interminable búsqueda. Las ganas de caminar son casi inerciales y el mundo pierde el color de las horas amables para terminar en la cotidianidad recurrente. Seguramente en algún momento agradeceré ese constante, aunque sin sentido, paso. Incluso, creo que en cierto momento dará más de sí para crear algo que trascienda más allá de lo que pudiera haber imaginado en cualquier tiempo, pero por ahora es un símil sombrío de la realidad que en algún momento creí cierta.

¿Cuánto tiempo y por cuántas horas más resistir al abrupto experimento emocional? Ser parte de ello alimenta simplemente mis ansias del análisis profundo para develar a dónde lleva todo esto, pero con cada imperfección encontrada se descubre también la imposibilidad e inutilidad de buscar la razón de sentir. ¿Entonces para qué tanto esfuerzo? ¿para qué moverme en la reducida zona de confort que he creado en torno a inexplicables sensaciones? ¿No sería más fácil dejar que las cosas sucedan, así, simplemente conmigo mirando hacia ningún lugar a futuro? Quisiera responder a las preguntas pero el ánimo es a veces tan devastado siquiera para mirar hacia arriba, a los ojos que buscan los míos sin otra intención de la de buscar la cómplice mirada. Por ahora no tengo que responder, ni siquiera a mí, porque las horas de resignación a veces alcanzan mí ánimo y no puedo más que escapar un poco hacia este desierto blog.

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