miércoles, abril 25, 2012

Sin otro particular por el momento...


Cierta hegemonía está descrita en la imposibilidad por ser magnificente. Las palabras dicen tantas cosas de las personas pero lo no dicho hace más evidente los que realmente se refleja en el vacío personal. Algunas veces me entretengo en encontrar la impúdica personalidad de algunos individuos llevándome la sorpresa de que es más fácil de lo que pude imaginar. Entonces desaparece el reto y con ello el interés. Después de todo es una pérdida de tiempo cuando lo mostrado es tan absurdo, aburrido y común, pero esta es la constante lamentable en ciertos círculos sociales.

Dando vueltas en círculos, como perro escudriñando su humilde aposento, discierno de la volubilidad caprichosa del ser humano. Cierto es que yo participé tantas veces en el juego terrible de lo insoportable de ser el engrane social al que me he adecuado y aceitado perfectamente. Por eso siento lástima constante cuando observo la farsa a la que voluntariamente nos sometemos, pero siento una profunda lástima mayor por mí cuando recuerdo ese estado. Divergiendo así de lo común quiero elegir un sentido opuesto a lo que regresivamente puede llegar en recuerdos, pero esos sueños, que ya no son tan oníricos, ciertamente se posicionan en mi psique apuntalando el cada vez más evidente disgusto e inconformidad.  

jueves, abril 12, 2012

Distensión


Pudieron haber sido muchas las cosas pendientes escritas entre líneas y siempre termino por decir inesperadamente lo que no dije en su momento. Un estado anestésico por el dolor puede adormilar la conciencia y sus formas pueden tomar tantos estados repulsivos pero al final son inequívocos rastros de la esencia deformada. Las manos que no han tocado la piel se vuelven rocas duras, petrificadas, distintas de todo recuerdo, que hasta el suelo de hormigón parece más terso y suave que las yemas desmemoriadas del tacto ajeno. Hoy las ansias pueden respirar tranquilas. Hoy los cuervos pueden soñar las historias de opio y vivir otras épocas porque el cadáver se mantiene intacto ante la calma impenetrable de conocer por fin la paz completa. Buscar el sendero irrepetible, por donde los pies no dejaron rastro ni marca de retorno, donde no hay recodo ni encrucijada, ni decisión que tomar para seguir andando; sólo hay un largo y recto andar para llegar a ningún lado. Los ojos no reflejan el alma, no proyectan siquiera un simple rasgo de virtud aunque tampoco es el funesto impulso. Es mas como la mirada de una estatua, de un objeto inerte que perdió su gracia al yugo del cincel de su autor. No puede aspirar siquiera a la imagen de una pintura porque, hasta en ellas, los ojos parecen tener un poco mas de vida.

Describirme ausente provoca un estado catártico, casi sublime, pero solo funciona con la complejidad de las letras, pero es imposible pensar que muchas de las veces quedaron tantas cosas por leerse entre líneas y la complicidad que a ratos encontraba se difumina en ausencia constante. Cierto es que ahí está la posibilidad pero ciertamente es la cobardía la que me ha llevado inoportunamente a este estado donde ni siquiera me atrevo a ver cómo retomar la inercia inicial. Tanta fricción puede terminar por lastimar más de lo que puede ayudar, de resistirme absurdamente a cambar el sentido, pero es parte del autoengaño de sentirme un tanto protegido e invulnerable para, disimuladamente, continuar caminando a medias. Es imposible dejar de recordar el fuerte lazo que aún se mantiene pendiente en mi alma y tan falso que ya no recuerde la vida distante, cuando la balanza se cargó hacia el lado oscuro que no esperaba. Dije lo que sentí en el momento oportuno, pero sobretodo mostré lo que mis palabras querían transmitir. Podría estar tranquilo, pero siempre quedará una sutil insatisfacción que no me deje respirar oxígeno puro durante algún tiempo...

martes, abril 10, 2012

Colofón

Cierta incertidumbre de tus ojos.
Lejanos ojos que desaparecen,
se aparean en otras miradas,
miradas ajenas, lejanas, inertes...

El resto es solo indiferencia,
diferente y lejana ausencia,
repetitiva, redundante, constante...
intempestiva ausencia...

La introspección

¿Te puede recordar alguien que aún no te conoce? Lo implícito de la pregunta es la retórica del discurso onírico. Cual si fuera este lugar un espacio fantasioso suceden cosas inherentes a seres mágicos de los que no podría explicar o entender su origen. Una simple resonancia implica la respuesta de mis recuerdos inequívocos de la realidad vivida pero sin ninguna reacción se desperdicia el ímpetu gestado en un inicio. Los disturbios reiterativos distraen a ratos la tensa quietud que desaparece las ansias más primigenias de la estridente convivencia y, sin ninguna razón más que la de saberse aún vivo, volteo divergente la mirada a ratos perdiendo el enfoque de la directriz.

Intento recordarte, aunque aún no te conozco. Tal vez te he visto un par de veces en un sueño que nunca dormí y que tal vez nunca sueñe, cuando la libido de las líneas escritas busca enardecida e impulsivamente contar tus palabras y tus historias compartidas conmigo. Aún no lees los párrafos y las horas permanecen tácitas a que recorras con los ojos llanos la complicidad del pequeño relato aquí narrado. Es quizá una ilusión repetitiva o un deseo magnífico entre tanta confusión, aún cuando no sabría a bien cuál sería la reacción per se, aún cuando las miradas no sabrían hacia dónde mirar o los labios no sabrían si sonreír o responder a la sonrisa. En el impulso extremo, la violencia quizá se desataría con compleja seriedad y propiedad; educada violencia al fin. Será un insulto destructivo mirar la piel ávida pero confortable, con su suavidad afable, con su concupiscencia inocente y su sensación casi pura. Sería como retar al destino queriendo gobernar el tiempo, girando en contra el segundero, respondiendo antes de la pregunta, indagando lo que no se puede explicar. Tan simple pudo haber sido todo, tan instantáneo y reminiscente mantener intacto tu lugar, pero lo cierto es que nunca sería fácil.

Creo confusamente que lo contado no tiene mayor importancia. Y digo confusamente porque difícilmente puedo ver más allá del dolor, aún con la elogiada y perspicaz intuición que algunos me adjudican. Lo realmente trascendente queda a veces bajo el velo de la racionalidad, como un oculto universo ajeno a mi recuerdo, ajeno a toda la sensación contenida por la herida del dolor. Tanto trascender en las almas puede dejarte solo y las manos que encontraba otrora, hoy son solo la remembranza táctil. Anhelo entonces que existiera aquella magia de la que une a las almas en un instante recíproco, cuando no importa el tiempo y espacio sino solo coincidir con el otro. Esa magia parece desaparecer, o quizá ya la harté tanto con mis conmiseraciones que ha terminado por alejarse. Por aquellos días en que la vida recompensaba mis horas de insomnio, mis recovecos mentales, mis pesares impúdicos, mis angustias irracionales, se dibujaba tan fácilmente mi sonrisa que recibía el reflejo ya no del espejo, sino de aquella persona ideal que acompañó mis pasos y ahora, con desdicha casi funesta, apenas logro reconocer mi rostro en el reflejo opaco del espejo.

Buscar en alguien más no es decir adiós, es un simple dimitir a la acción indefectible de la vida. Neuralgias constantes que no me alertan más. Es solo confirmar lo que ya sé. Querer dejar a un lado el camino incierto que reproduce con mínima discreción el recuerdo impenetrable de una vida que ya no existe, que ha dejado un rastro casi inconsciente en la amenidad de un momento tan real que imposible será dejar de pensar en ello. Sin mucho empeño por sentir me dispongo con ajena voluntad a mantenerme intacto e inmóvil.

jueves, abril 05, 2012

Anualmente

Es curioso que este día, cada año, aparezcas etérea y onírica porque difícilmente recuerdo lo que sueño.

martes, abril 03, 2012

No title

Probablemente la mejor intención de las personas puede discriminarse en lo que dicen y lo que realmente quisieron decir. Entiendo cuando hablan sobre algo que presumen conocer y comprender pero la mayor parte del tiempo no percibo sus intenciones reales. Es lamentable esto, especialmente lamentable para mí porque es cuando recuerdo que la simplicidad de la vida es la que abre constantemente aquellas puertas hacia caminos intrínsecos que son maravillosos de compartir cuando alguien más que coincide con la misma visión.

Visto así, todo parece indistinto, común e indiferente. Los ojos se cansan por las lágrimas derramadas, por los insípidos encuentros, por las desgastadas frases, por la interminable búsqueda. Las ganas de caminar son casi inerciales y el mundo pierde el color de las horas amables para terminar en la cotidianidad recurrente. Seguramente en algún momento agradeceré ese constante, aunque sin sentido, paso. Incluso, creo que en cierto momento dará más de sí para crear algo que trascienda más allá de lo que pudiera haber imaginado en cualquier tiempo, pero por ahora es un símil sombrío de la realidad que en algún momento creí cierta.

¿Cuánto tiempo y por cuántas horas más resistir al abrupto experimento emocional? Ser parte de ello alimenta simplemente mis ansias del análisis profundo para develar a dónde lleva todo esto, pero con cada imperfección encontrada se descubre también la imposibilidad e inutilidad de buscar la razón de sentir. ¿Entonces para qué tanto esfuerzo? ¿para qué moverme en la reducida zona de confort que he creado en torno a inexplicables sensaciones? ¿No sería más fácil dejar que las cosas sucedan, así, simplemente conmigo mirando hacia ningún lugar a futuro? Quisiera responder a las preguntas pero el ánimo es a veces tan devastado siquiera para mirar hacia arriba, a los ojos que buscan los míos sin otra intención de la de buscar la cómplice mirada. Por ahora no tengo que responder, ni siquiera a mí, porque las horas de resignación a veces alcanzan mí ánimo y no puedo más que escapar un poco hacia este desierto blog.

lunes, abril 02, 2012

No ways

Hace cuatro meses partiste hacia lugares a los que aún no puedo seguirte. Parece una eternidad y una eternidad la que siento que estaré incompleto. Te extraño... Necesito tanto tu abrazo confortante y solo desgasto mis palabras buscando un desahogo absurdo que no termina por recuperar un poco de todo lo que había en mí... Son cuatro meses, solamente... cuatro meses de ausencia: la tuya que será permanente y la mía por no tener un rumbo hacia donde encaminar mis, ahora solitarios, pasos...