lunes, noviembre 05, 2012

Sentido inverso


Ciertamente los días pasan enrarecidos teniendo la inconclusión de las horas bajo un respiro gélido. No es simple, también ciertamente, encontrar que el camino es tan lejano y solitario, y acostumbrarse a ello, a ese andar en el que se disimula la tristeza y el abandono, complica más las cosas. Los segundos sin esperanza que gobiernan de vez en vez la diligencia de la vida y, con ello, la de la muerte son alfileres clavados en la profundidad del alma y en la suavidad del espíritu noble. El tema fúnebre parece llevar consigo la infalible carga de dolor; un dolor recubierto por el “debe ser” y no por el sentir, con toda la frustración e inconformidad que da la pérdida y el luto, y su grande poder, al que tantas veces sucumbe el ente de frente al espejo de la honestidad, de frente a sus propios fantasmas e infiernos a los que no sabe enfrentar, al que solo en ciertos casos acierta a escapar inútilmente de él.

Del resto del tiempo, cuando los sueños se manifiestan en estados casi imperdibles, llegan las visitas del plano extraterrenal para darte la palabra que no esperas escuchar y no tratar de entender que es quizá la vida un sueño violento e intenso del que solo se despierta muriendo.

No hay comentarios: